Cada persona nace con dones únicos que la hacen especial. Algunas sobresalen en creatividad, mientras que otras son muy analíticas. Siento gratitud por los dones de los cuales estoy consciente y por los que todavía he de descubrir. Puede que aún no reconozca una habilidad como un don porque me es muy innata y natural. Si alguien dice que le gustaría aprender de mí, tengo la oportunidad de compartir ese regalo. Mis regalos divinos y la manera como los uso me hacen único. Sin embargo, no soy menos ni más que nadie en el mundo. Cada uno de nosotros es magnífico de manera especial. Cada vez que me conecto con mi ser espiritual, permito que más de mi singularidad resplandezca para bendecir a otros.
Texto devocional: Al ver esto, la gente se quedó asombrada y glorificó a Dios.—Mateo 9:8
