El gozo es una cualidad interna. Yo soy naturalmente gozoso, y aprovecho toda oportunidad para irradiar alegría y entusiasmo. Permito que el júbilo resplandezca desde mi alma como un faro. Mi vida refleja satisfacción y paz verdaderas y duraderas. Mi felicidad no depende de circunstancias externas sino de mi actitud. Así que determino pasar tiempo en oración. Desarrollo una conciencia profunda de las cualidades del gozo y de la paz —las cuales son la esencia de mi ser. La felicidad es resultado de mi gozo interno. A través del día, voy a mi interior para avivar la dicha en mí. Esto me ayuda a responder positivamente a cualquier situación. En lugar de enfocar mi energía en un reto, busco la bendición que contiene. Elijo la felicidad.
Texto devocional: Nuestra boca se llenará de risa; nuestra lengua rebosará de alabanzas.—Salmo 126:2