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jueves, 14 de junio de 2018

Al vivir como un emisario del amor divino, yo soy un pacificador en mi mundo

A lo largo de mi día, quizás sienta dolor o vea a personas afectadas por el dolor, la ira o la aflicción. Estos estados emocionales pueden hacer surgir el conflicto en casa y en el mundo. Mi corazón responde con compasión, buscando traer paz. Comienzo afirmando que no estamos separados, sino que somos uno en el espíritu de Dios. No hay lugar donde el espíritu divino no esté porque todo es Dios.
Existe una luz que nos rodea en toda circunstancia y un amor que vence todo temor. Consciente de esta verdad, veo al mundo a través de los ojos del amor divino. También escucho a quienes anhelan ser oídos, y ofrezco oraciones de amor y consuelo. Con mis pies doy pasos para ayudar a otros en momentos de necesidad. Yo soy un pacificador en mi mundo.

Texto devocional:
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.—Mateo 5:9


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