En la vida, ¿qué valoro más? ¿Mis relaciones personales con familiares y amigos, o mi salud y bienestar? Quizás valore el trabajo que hago en mi comunidad o el apoyo de otros. Cuando me valoro como un ser espiritual y uno con toda la creación, afronto las circunstancias de la vida con aplomo y paz. Como escribe la psiquiatra y autora Elisabeth Kübler-Ross: “Las personas son como los vitrales. Resplandecen cuando el sol está fuera, pero cuando la oscuridad llega su verdadera belleza es revelada solamente si hay luz desde su interior”. Con esto en mente, acojo el día con fortaleza y determinación internas. Yo soy una expresión única de Dios amada y amorosa.
Texto devocional: Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios.—1 Juan 4:7
