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miércoles, 25 de julio de 2018

La recreación es parte de mi práctica espiritual.

La oración y la meditación son beneficiosas para mi vida espiritual; también lo es jugar. Pasar tiempo en actividades recreativas aparta mi mente de las preocupaciones externas a medida que disfruto del momento presente.
Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).
Al poner en práctica mi inocencia y humildad, me libero del estrés y mi fe aumenta. Colorear, dar caminatas o cantar son maneras sencillas por medio de las cuales puedo jugar en mi vida adulta. En estos momentos estoy consciente del gozo y amor de la presencia divina expresándose en mí. La recreación es parte de mi práctica espiritual.

Texto devocional:
Así que, cualquiera que se humilla como este niño es el mayor en el reino de los cielos.—Mateo 18:4


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