En este día, honro y recuerdo el pasado. Traigo a mi mente acontecimientos, además personas que superaron tragedias —corazones que fueron heridos por la pérdida de seres queridos. Uno a uno, entrego estos pensamientos en oración. Manteniéndolos tiernamente en mi mente, los rodeo de amor en una conciencia de Dios. Afirmo la paz, el poder y la presencia de Dios en medio de toda situación pasada, presente y futura. Donde parece haber discordia en el mundo externo, el espíritu morador de Dios es una fuente de consuelo. Al orar partiendo de este espíritu en mí, envío pensamientos de perdón, curación y gratitud donde se necesiten.
Texto devocional: No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo. Si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos.—Romanos 12:17-18
