Jesús dio y recibió libremente. Disfrutó de la generosa hospitalidad de algunos a medida que ministraba a otros. Yo también tengo esa oportunidad en mi vida. A veces, puede que me tiendan una mano, mientras que otras soy yo quien apoya a los necesitados de abrigo, descanso o ayuda. Dios es la fuente de todo bien y yo soy un canal para el fluir de Su bien en el mundo. Doy gracias por la ayuda que recibo, y permanezco en armonía con el trabajo del Espíritu. Yo soy inspirado a llevar a cabo ciertas obras: leerle a alguien, ser voluntario en una cocina que sirve a los necesitados o donar ropa. Doy de mi tiempo, mi tesoro y mis dones en servicio a otros a medida que hago el trabajo del Espíritu.
Texto devocional: Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros.—Juan 13:34
