El Evangelio de Lucas nos cuenta la historia de un padre que voluntariamente divide su propiedad entre sus dos hijos. Después de haber malgastado su herencia y sufrido extrema pobreza, el hijo más joven regresa a la casa de su padre. Cuando el muchacho declara que es indigno de ser llamado hijo, su padre responde dándole regalos y celebrando su regreso. ¡Con seguridad este joven experimentó la gracia! Como el hijo pródigo, puede que a veces me sienta indigno. Mas los sentimientos de falta de perdón, tales como los sintió el hermano mayor, también bloquean el fluir del bien en mi vida. Al reconocer y dejar ir estos sentimientos y pensamientos, abro todo mi ser a la gracia de Dios. Con gozo y gratitud, recibo con beneplácito todo el bien de Dios.
Texto devocional: El padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo”.—Lucas 15:31