Recibir una llamada de la persona en la que he estado pensando, tener un sueño que me proporciona claridad acerca de una situación, encontrar un objeto que pensé haber perdido. Éstos son ejemplos de sincronía —de coincidencia divina. Estas coincidencias divinas son la vida de Dios en acción. La oración me ayuda a sincronizar la mente, el cuerpo y espíritu con la sabiduría y el poder divinos. Mientras más alineado esté con Dios, más consciente estaré de las sincronías en mi vida. Es como si me hubiera quitado la venda de los ojos para ver las bendiciones que siempre han estado frente a mí. ¡Veo el mundo de una manera nueva y emocionante!
Texto devocional: Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán terminado de hablar cuando ya los habré escuchado.—Isaías 65:24