El gozo es más que un simple sentimiento. Al experimentar gozo, la energía divina irradia desde nuestro interior hacia todo el mundo de maneras que otros pueden sentir. Elegir ser gozoso me permite apreciar la perfección de todo lo creado, aun cuando las cosas parezcan menos que perfectas. Al despertar, me regocijo por el hecho de que estoy vivo y puedo tomar la decisión consciente de estar gozoso. Si estoy ante una tarea difícil, celebro la oportunidad de crecer. Encuentro que las bendiciones me guían hacia algo mejor. Si no me siento bien, busco la fuente de mi incomodidad. Tomo tiempo para integrar la lección que dicha incomodidad me enseñará, y reclamo el gozo durante el proceso de aprendizaje. ¡Siento gozo por cada oportunidad!
Texto devocional: Yo me regocijaré grandemente en el Señor; mi alma se alegrará en mi Dios.—Isaías 61:10
