Cuando viajo a un destino nuevo, recibo gran ayuda cuando utilizo a un guía para ver los sitios de interés. De manera similar, confío en mi guía interna a medida que viajo por la vida. Confío en que la sabiduría del espíritu morador me dirige. Al acudir a mi interior en momentos de dudas o cuando tengo que tomar una decisión, tengo fe en que naturalmente seré dirigido hacia mi bien. ¿Cómo sé que mi guía proviene de mi naturaleza divina? Porque siento paz y calma. Siento confianza en que voy en la dirección correcta, aun si el sendero no es evidente. Con Dios como la luz eterna en mí, sé que estoy en el camino correcto.
Texto devocional: Que el Señor encamine el corazón de ustedes al amor de Dios y a la paciencia de Cristo.—2 Tesalonicenses 3:5
