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viernes, 18 de mayo de 2018

UNA VIDA SANA AL MUNDO.

Me preparo para mi tiempo de oración estando consciente de mi esencia divina. La oración aparta mi atención de las condiciones del mundo y guía mi enfoque hacia una verdad más profunda. La Vida única, que hace que toda manifestación de vida surja, está activa en mí y en todos los demás, y tiene el poder de sanar. La curación fluye por medio de mí para sanar mi cuerpo, mis relaciones personales y mis asuntos.
Al considerar las apariencias de enfermedad, escasez y discordia en mis seres queridos y en el mundo, invoco a la actividad de la Vida única. Veo que esta vida perfecta resplandece en cada persona y situación que mantengo en oración. Consciente del poder de la vida divina, afirmo que la curación ya ha comenzado.

Texto devocional:
En ti se halla el manantial de la vida, y por tu luz podemos ver la luz.—Salmo 36:9


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