Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más

jueves, 3 de mayo de 2018

Yo soy elevado cuando oro.

La oración es una experiencia sacrosanta. Cuando dedico tiempo para orar me doy un regalo. Orar fortalece mi vínculo con el espíritu de Dios en mí. La paz y la calma que surgen de la oración se demuestran en todo lo que digo y hago. Cuando oro, soy uno con el amor, la vida y la Presencia que es infinita y eterna. Al orar por otra persona, veo que mis oraciones le brindan ánimo y paz.
Experimento un sentimiento de gozo cuando bendigo a otros y al mundo. Cuando oro y medito, soy elevado a un estado más alto y sublime. Esto es todo lo que necesito hacer. En oración, he encontrado liberación. Ahora el Espíritu hará Su obra perfecta. Con mi atención centrada en esta conciencia, siento que el amor divino me llena y fluye a través de mí.

Texto devocional:
Si ustedes creen, todo lo que pidan en oración lo recibirán.—Mateo 21:22


INDICE DE PUBLICACIONES