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viernes, 20 de julio de 2018

Estoy en el fluir del bien absoluto.

Si permito que los proyectos o tareas me agobien, puede que me sienta cansado y descentrado.
En cualquier momento que comience a sentirme así, tomo un momento para aquietarme respirando profundamente unas pocas veces. Esto me ayuda a recordar que la vida de Dios fluye en todo y por medio de todo. Al sosegarme y enfocar mi atención en mi interior, dejo ir la tensión.
En momentos de reflexión y quietud, digo en voz alta o silenciosamente: Estoy en el fluir del bien absoluto. Al afirmar verdades espirituales dejo ir pensamientos de limitación que impedirían el fluir del bien en mi vida. Esto me libera de manera poderosa. Como resultado, la paz, el amor y el gozo echan raíces en mi mente, reflejándose en mi vida de maneras magníficas.

Texto devocional:
Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá.—Mateo 7:7


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