Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más

jueves, 2 de agosto de 2018

Tengo una fe interna que se profundiza más cada día.

El cambio puede ser desconcertante y tal vez requiera hacer ajustes en mi vida. Lo que me apoya al enfrentar lo desconocido es mi fe. No hay nada que temer cuando la vida me presenta un desafío. Tengo fe en que todo lo que necesito ya mora en mí. Mi fe ha crecido con cada situación que he superado en mi vida. Dios nunca me abandonará ni me decepcionará. Sólo tengo que estar consciente de Su presencia en mí.
Cada momento en el que oro o medito profundiza mi fe. No existe nada que no pueda manejar si lo enfoco con fe. Cuando me aferro a la verdad que soy un ser espiritual, mi resolución es fortalecida. Mi fe profunda en el espíritu divino en mí aclara y da sentido a mi día.

Texto devocional:
Al oír esto Jesús, se quedó admirado y dijo a los que lo seguían: “De cierto les digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”.—Mateo 8:10


INDICE DE PUBLICACIONES