La presencia del espíritu divino en mi vida me ofrece paz y satisfacción. Saber que la plenitud de Dios está en lo profundo de mí es reconfortante. Permite que me sienta renovado para superar cualquier cosa. No importa lo ajetreada que la vida parezca, sólo tengo que dirigirme a mi interior para encontrar la paz que necesito. Respiro profundamente y afirmo que el Espíritu me llena de paz y tranquilidad. Esta mini-meditación puede ser todo lo que haga en ese momento, mas es suficiente para que yo sienta mi unidad con Dios. Continúo con mi día sintiéndome descansado y jovial. Descansar en Dios es vincularme con la presencia espiritual en mí. Al orar y meditar, siento la actividad del Espíritu. Descanso y soy renovado.
Texto devocional: Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma; todo mi ser siente una gran confianza.—Salmo 16:9
