A cada momento, contribuyo directamente a la paz mundial. Mis pensamientos, palabras y acciones son creativos y acumulativos, formando una masa de energía e influencia. Tomo en consideración a las personas de todas partes del mundo que son bondadosas. ¿Cuántos actos de bondad ocurren día a día? tales como perdonar a los demás, ayudar a un extraño o elegir ser caritativo. Mantengo presente que los niños aprenden de mi ejemplo, de mi amor y respeto. Recuerdo la esencia amorosa divina en cada persona y hago todo lo que puedo para vivir partiendo de ese lugar en mí. Me esfuerzo por ser un ejemplo de lo que deseo ver. Contribuyo a la paz mundial con mis pensamientos y acciones. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.—Romanos 14:19
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