Jesús fue claro con quienes se reunían en su nombre cuando dijo: “Así como yo los he amado, ármense también ustedes unos a otros” (Juan 13:34). Sus seguidores observaron esta directrices según participaban en comunidades espirituales, interactuando libremente unos con otros y ayudando a los necesitados. Compartían la disposición de vivir en amor. Recuerdo las palabras de Jesús y siento mi conexión con los seres en el planeta. Sé que todos somos verdaderamente Espíritu, unidos íntimamente por medio de la energía de la Mente divina. Comparto mi energía apacible y amorosamente. En mi trabajo, en mi tiempo libre y cuando sirvo a otras personas recuerdo nuestra unidad. Al hacerlo, reafirmo mi vínculo con el Amor Infinito y con todo lo viviente. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.—Juan 13:35
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