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martes, 20 de noviembre de 2018

Encuentro la fuente de paz en mi interior.


Practico el arte de permitir que las cosas sean como son y que se desenvuelvan como deben. Primero, centro mis pensamientos y aquieto mis emociones. Avanzo más profundamente hacia la quietud. Al dirigir mi atención al corazón, descubro un sentimiento perfecto de balance, y moro allí. La armonía interna encuentra su hogar en mi alma y soy atraído más profundamente a este plano de paz sagrada.

Ya no espero que las condiciones de la vida me ofrezcan paz. Dicha paz no puede ser añadida a mí desde lo externo. Por el contrario, me dirijo a la quietud en mi alma y experimento un sentimiento profundo de bienestar y satisfacción. Descubro que mi fuente verdadera de paz es la presencia de Dios en mí.

Texto devocional:
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.—Mateo 28:20


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