En diciembre de 1972, la tripulación del Apolo 17 tomó una fotografía épica de la Tierra que ellos titularon “La canica azul”. Esa foto refleja lo frágil que es nuestro planeta y lo intervinculados que estamos como seres humanos; es un recordatorio visual de la oración bretona: “Tu mar, oh, Dios, tan grande, mi bote tan pequeño”. Mantengo esta imagen en mi mente cuando oro por la paz mundial. Visualizo que todas las personas trabajan juntas con amor y paz. Éste es nuestro planeta y lo habitamos juntos. Recuerdo mi responsabilidad sagrada de ayudar a cuidar del mundo y promover la paz. Visualizo que todas las personas disfrutan de la belleza de este planeta y viven juntas en armonía.
Texto devocional: ¡Del Señor son la tierra y su plenitud! ¡Del Señor es el mundo y sus habitantes!—Salmo 24:1