Yo soy una expresión del bien de Dios. El amor divino nos rodea. El poder divino nos protege. La divina presencia vela por nosotros. Lo divino está aquí, fluyendo y obrando en nosotros, por medio de nosotros y como nosotros. Dios se expresa en nuestras vidas y en el mundo. Cuando reconocemos esta verdad, abrimos el camino para nuevas posibilidades en nuestras vidas —posibilidades para quién y qué somos como creaciones de Dios enérgicas y amorosas. Como creaciones divinas, tenemos en nosotros regalos innatos —toda la felicidad, la paz y todo el gozo— para crear un mundo de belleza y abundancia para el disfrute de todos. Elijo ser una mayor expresión de lo Divino.
Texto devocional: Dios mío, ¡crea en mí un corazón limpio! ¡Renueva en mí un espíritu de rectitud!—Salmo 51:10